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Mis amigos

diciembre 16, 2009

Pasión por los modelos

A José Francisco Reyes Fernández, de niño, siempre le gustaron los ómnibus y otros vehículos de transporte, que se convirtieron en principal motivo de sus dibujos. Cuando alcanzó 17 anos de edad quiso tener algo tridimensional y comenzó a construir una guagua en cartulina, que si bien no le resulto del todo satisfactoria, constituyo el primer estímulo para luego decidirlo a usar la hojalata. Dos compañeros de estudio, al descubrir su talento, insistieron en incorporarlo al Club Local de Aeromodelismo que existía por esa época en Sancti Spíritus, donde facilitaban planos, herramientas y otros materiales. Ya en aquel entonces José Francisco había decidido que lo suyo eran las “guaguas”. “El Ómnibus Cubano Girón”, articulo publicado en el número 71 de la revista Juventud Técnica y un reportaje en le revista Bohemia, del 20 de mayo de 1973, ”Ómnibus Girón XI ¿Ruta? ¡Hacia el futuro!”, contribuyeron a su decisión. La primera reacción de su padre al ser consultado fue categórica: “Muchacho, ¿te has vuelto loco?”, le dijo, pero rectifico a tiempo y decidió prestarle apoyo. Le facilitó los materiales iniciales y en julio de 1973 comenzó José Francisco su labor. El apoyo de sus familiares fue decisivo para que en solo tres meses estuviera terminada la maqueta del Girón II. La rotuló con el logotipo del MINAZ, atendiendo a que padre -fiel colaborador- trabajaba en un central. Siempre se puede más El segundo modelo Girón V lo terminó el primero de mayo de 1974 y demoró dos meses acabarlo. Era más complejo que el anterior en cuanto a diseño. La maqueta también reflejaba superioridad. “Este modelo me gusta mucho y trae gratos recuerdos de mi época de estudiante. Por esta razón lo rehice en 1980”, afirma José Francisco. Interrogado por los aeromodelistas sobre si seguía en lo mismo, este, convencido, les contestó “no, ahora insisto en que conozcan las guaguas, porque ya tengo dos”, y los invitó a que las vieran en su casa, con lo cual se despejaron las dudas. La colección

El primer ómnibus de José Francisco

“Luego de aquel inicio, decidí reproducir en maquetas todos los ómnibus que se ensamblaran en Cuba. Me dispuse a hacer el Girón I (Mambí) que lo reconstruí prácticamente de memoria, pues no abundaban, y no tenía ni siquiera una foto de este”. Siguió el Girón III, y otro que fue todo un reto: una guagua, mucho más grande que las anteriores, con tres puertas, doble una de ellas. La calidad del diseño y terminación resultaban admirables.

Giron V fue el segundo modelo construido en solo dos meses

“En diciembre de 1975 llegaron a la ciudad de Sancti Spíritus quince ómnibus Girón XI para sustituir los viejos Zil que desde el 64 prestaban servicio urbano. Fui a la base, pedí verlos y copiar algunos datos; les enseñé las fotos de las maquetas anteriores y fue algo así como un, “ábrete sésamo.” Continuó con la reproducción del Girón V, modelo escolar, y un día lo estremeció un artefacto para el transporte rural, que consistía en una cabina de pasajeros sobre un chasis de camión GAZ 66 soviético. Apareció su séptima inspiración, una moderna Guarandinga, Girón Montana, Marañón o Cangurito, nombres con los cuales fue bautizado en diversas regiones del país.

José Francisco Reyes y parte de su colección de ómnibus cubanos

Elaborar dos maquetas a la vez constituyo una experiencia novedosa para José Francisco. Un par de modelos Girón V en sus variantes de servicio urbano, conocidos como Aspirina y el Confort para uso en centros turísticos. Para lograrlo construyó primero todas las piezas comunes a ambas guaguas, lo cual le ahorró mucho tiempo. Repite el método, con las variantes Banco de Sangre y Laboratorio de Metrología, que concluyó en abril de 1983. Con la experiencia acumulada, opta por el empleo de la escala al proyectar un camión con furgón para pasajeros, montado sobre un IFA W-50-LA de la antigua RDA., reproducción que considera su tesis de grado en el trabajo de modelismo. Hasta el presente posee 12 maquetas terminadas y están por finalizar el Girón XII, en sus variantes rígido y articulado, mientras trabaja en la guarandinga basada en el camión Gaz 63. Pretende, además, asumir dos modelos de “Camellos”, equipos significativos en el actual servicio del transporte urbano de Ciudad de la Habana.

Trabajando en el modelo del IFA. Sus herramientas a la derecha

De la lista inicial de herramientas, incorporó otras. Frente a las carencias materiales es necesario inventar o sustituir. Así los pasadores de las bisagras son alfileres y los tubos se logran envolviendo un rayo de bicicleta con una tira de hojalata de 10 mm de alto; al sacar el rayo nos queda el tubo recién formado. También sirven los repuestos vacíos de bolígrafos pintados de aluminio. En los espejos retrovisores utilizó botones; las defensas niqueladas del Girón XI son del guardafango de una bicicleta soviética, y en ese mismo modelo los focos traseros son de tapas transparentes de tubos de acuarela, pintados de rojo o naranja, según sea el caso. Para la confección de las mallas utilizó tela metálica que antes de cortarla al tamaño deseado colocó de forma inclinada para simular rombos, ya que la misma originalmente es cuadrada y debía dar la otra imagen. Y, en muchos casos, las luces indicadoras fueron elaboradas a partir del mango de cepillos de dientes de diferentes colores. Mi amigo José Francisco es hoy, además de un excelente modelista, un experto en el tema de la historia de los ómnibus cubanos. Tiene decidido ampliar su colección ensamblados en Cuba en la etapa de 1959 a 1969, incluso en el periodo anterior, y piensa también enriquecerla con otros ejemplares representativos de distintas épocas para contribuir a la preservación de la historia del transporte cubano.